miércoles, 6 de diciembre de 2006

De Colón y sus martirios

“Tengo una gran carabela,
no es una barca de vela:
está bien calafateada
y la lleva timoteada
Colón, Colón.
¿Colón, Colón!

Han pasado trece años desde que se presentaron por primera vez Los Martirios de Colón, obra escrita por Aquiles Nazoa y quien poco se debe haber imaginado que sus versos tendrían tanto éxito, cuando Federico Ruiz los toma para hacer de ellos una ópera venezolana. Esta unión hizo que la historia de la llegada de Colón a América tuviese otra visión ante nosotros, un poco más jocosa y menos ambiciosa.

Recordando un poco la vida de Colón, este genovés nace un día entre agosto y octubre, no se sabe a ciencia cierta la fecha en que nació pero fue en el año 1451. Tuvo como vocación (al igual que su hermano Bartolomé) desde joven el oficio de marinero y con ello su interés en la navegación. Cuenta la historia que a los diecinueve años empezó a trabajar en algunas rutas comerciales desde Quíos hasta la península Ibérica, que formó parte de la tropa de Renato de Anjou y participó en varias campañas bélica -de esto poca documentación se tiene-. El navegante se asienta en Lisboa dedicándose al comercio, es allí donde empieza a oír historias sobre tierras más allá del mar.

Se decía que esa ruta era más corta y con menos peligros de piratas y turcos, era una ruta hacia las Indias Orientales. Ya los vikingos en el año 1.000 aproximadamente habían llegado a la costa americana, pero fueron las historias de los marineros del Puerto de Santa María y en Murcia, quienes dejaron en Colón ese interés para realizar su travesía en búsqueda de nuevas tierras.

La muerte de su esposa (1484) lo lleva a irse de Lisboa y residenciarse en un convento en España, que los monjes aceptan sus teorías teniendo un impulso para realizar su proyecto de viaje. Animado, presenta su proyecto a la corte portuguesa que lo rechaza, Bartolomé hace lo mismo pero en Inglaterra e igualmente es rechazado. Finalmente se traslada hasta Palos, en la que fray Juan Pérez prior del Convento la Rabida, le entrega a Colón el diario de ruta del piloto Alonso Sánchez de Huelva, quien se supone realizó un viaje hacia el oriente atlántico.

A Colón pues se le facilita la cita con los Reyes Católicos y luego de la intervención de Luis de Santángel (escribano de la corona de Aragón), le fue aprobado el proyecto. Es así como el 17 de abril de 1492, se da lugar a las Capitulaciones de Santa Fe, en la que además le otorga, entre otras cosas, a Colón la décima parte de las riquezas encontradas, tendrá el cargo de Almirante y de gobernador de todas aquellas tierras descubiertas.

Parten las tres carabelas, Pinta, Niña y Santamaría, el 3 de agosto de 1492. Ya los marineros y el almirante llevan casi dos meses de navegación y las tierras no aparecen, los marineros pierden el control y se sublevan, a Colón y los amenazan con de tirarlo al agua, pero cuando su vida se ve en el mayor peligro, Rodrigo de Triana grita ¡Tierra! un 12 de octubre de 1492. Y ya sabemos el resto de la historia. De estas peripecias y atajos tenemos referencia por libros de navegación, al igual que por algunas cartas escritas a los reyes católicos y por los diarios de Colón.

Se dice que los diarios estuvieron perdidos y que Mamerto Ñañez Pinzón los recuperó, él publicó un diario anónimo y resultó ser de Colón. Referencias no se tienen, pero Aquiles Nazoa basa sus versos en el diario escrito por este personaje.

Es así como llegamos a 1970, fecha en la que el gran Aquiles Nazoa escribe su libro Humor y Amor. En éste aparecen dos textos que más adelante serán todo un éxito en la música venezolana al cobrar vida cuando el compositor venezolano Federico Ruiz les coloca música.

Muchas han sido las representaciones que se han realizado de Colón o de la llegada de los Europeos a América, pero pocas dejan ver las travesías por las que tuvo que pasar este almirante para convencer a los reyes, la corte. En Venezuela existen dos obras humorísticas que tocan el tema de Colón Job Pim y su obra Jabón de Castilla y otra de José Ignacio Cabrújas. Pero ninguna con la relevancia que ha tenido la de Aquiles Nazoa.

Aquiles Nazoa fue uno de los humoristas venezolanos más importantes del país del siglo pasado. Nace el 17 de mayo de 1920 en Caracas y fallece el 25 de abril de 1976 en un accidente de tránsito en la carretera Caracas- Valencia. En su vida escribió un sin fin de versos y varios libros en los que trataba temas políticos, de amor y de todo aquello en que se inspirara, pero su toque personal era el humor colocado en cada uno de sus escritos. Deja ver en ellos a ese criollo que al encontrarse encerrado en sus mismos problemas, se ríe de ellos.

Y ya que tanto se habla de la “conquista” y de la “educación” que nos dieron los españoles que llegaron a nuestra tierras, ¿qué mejor personaje para hacernos reír un poco con sus dificultades en el viaje que el mismo “Descubridor”? Y así es como Nazoa nos presenta en dos textos “Importancia y proyección de la ñema de Colón” y “Los martirios de Colón, fragmento de un diario escrito por el famoso erudito Mamerto Ñañez Pinzón”, a un almirante algo fuera de lo común.

Es sobre estos textos que Ruíz realiza esta ópera venezolana. Para 1983 había terminado el libreto, pero fue en 1993 cuando es presentada. Tuvo gran aceptación en el público asistente, la identificación no solo de la historia, sino con la música, le otorgó un éxito rotundo. Federico Ruíz hizo del almirante genovés un completo venezolano. En la opera, se oye desde cha-cha-chá, pasando por un joropo hasta rondas infantiles. Es una unificación de estilos propios en una historia que nos involucra a todos.

La historia es contada en dos actos por un narrador, es un personaje neutral. En palabras del propio compositor es “una especie de andrógino, un personaje femenino vestido con ropa de hombre”. El otro personaje es la reina, es seria, con varios problemas, pero a pesar de lo majestuosa que es algunas veces se deja llevar por Colón. El tercer personaje es Colón, no se toma nada en serio, es un “mamador de gallo”. Existen otros personajes como los marineros que es representado por un coro. La obra esta llena de momentos jocosos, tiene tan solo un momento de drama y es cuando el almirante se encuentra en peligro, pues lo quieren lanzar al agua, aquí hace presencia un aria al mejor estilo de las óperas italianas:

¡No lo hagáis, pues es grotesco
Que yo, tan noble y honrado,
Tenga por tumba un pescado
Que a lo mejor no es ni fresco!

¡Oh! ¡Que desgracia la mía!
¡Morir como una langosta
Junto a un peñón de la costa
Que bate el mar noche y día!


La ópera pasa por varias etapas de la música, sin estacionarse en ninguna. Inicia con características antifonales, teniendo características al estilo de Verdi, Haendel, Wagner, tiene además características de la ópera buffa y la zarzuela, todo adaptado al mejor estilo venezolano.

Esta es la quinta vez que el Teatro Teresa Carreño presenta esta ópera que sin duda alguna obtendrá el mismo éxito que en las ediciones pasadas. Con una nueva propuesta escenográfica y un cartel de cantantes jóvenes, nos brinda la oportunidad junto a la Orquesta Sinfónica de la Opera, de adentrarnos una vez más en esta divertida forma de ver la historia de Colón y su travesía para llegar a América.


© Centro Documental
Fabiana Sans Arcílagos
Investigadora

Texto publicado en el programa de mano “Los Martirios de Colón” Agosto 2006 y Octubre 2007.

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