miércoles, 6 de diciembre de 2006

El tango y su historia



El término tango tiene diversos significados. El más conocido es el que denota el baile argentino, difundido internacionalmente, de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro, expresión dancística-musical que identifica al país sureño en el exterior. 

Lejos quedaron los tiempos en que el tango era considerado como algo vulgar y previsto de inmoralidades. Esos eran los días de sus inicios, la época de la preguerra, cuando el Kaiser Guillermo II les prohíbe a sus oficiales bailarlo vistiendo el uniforme. El Papa Pío X lo condena por ser un “baile salvaje” e inmoral. El Cardenal-Arzobispo de París, Monseñor Amette, prohíbe a todo cristiano bailarlo en su diócesis. Los reyes de Inglaterra no se quedaron atrás, marginándolo de los salones londinenses por considerarlo contrario a su carácter y sus costumbres, lo que no impidió los llenos que se registraron en las Cenas de Tango del Hotel Savoy en Londres durante el año 1914. Una condena parecida a las anteriores hizo también el Cardenal Farley de Nueva York.

Hoy, en los tiempos que corren, el tango nos cuenta otra historia. Es inocultable el furor internacional que genera. ¿Será por su evocación, a través de la música y el baile de sentimientos que en otras épocas eran vistos como pecado o inmoralidades? ¿Será porque nos remite a la realidad de las grandes ciudades? Realidad preñada de inseguridades, misterios, miseria, frustraciones, nostalgias, que a la vez puede ser bailada y cantada. ¿Será porque es una danza compleja, en la que dos bailarines abrazados realizan figuras, pausas, movimientos, "cortes”, “quebradas" e improvisaciones dentro de una coreografía simultánea, sin soltarse en ningún momento?.

La natividad del tango es comúnmente aceptada hacia finales del siglo XIX. En esos años, el tango rioplatense prosperó en bailes de soldados, cafetines de suburbios, casas de vecindad y prostíbulos. Sus compañeras de infancia son el hambre, la soledad, las familias inmigrantes y de escasos recursos económicos. Su asociación con la prostitución y el crimen no permitían quitarle su fama de género vulgar e inmoral. Los primeros tangos carecían de autores, a veces eran meras recopilaciones de melodías folclóricas que se tocaban con ritmos casuales y a las que se agregaba letras atrevidas. Algunas de estas piezas fueron recopiladas después por músicos como Julián Agurre y Carlos
 Vega. 
El primer tango con autor conocido es "El entrerriano", de Rosendo Mendizábal, estrenado en 1896 e impreso dos años más tarde. 

En esos días, lo que más se le criticaba al tango, además de su origen barriobajero, era su coreografía de parejas agarradas que entrelazaban las piernas con movimientos de la mitad inferior del cuerpo, considerados obscenos por evocar la relación sexual. Las primitivas orquestas de tango eran tríos ó cuartetos de composición inestable, cuyos instrumentos eran el violín, el piano y la flauta (reemplazada luego por el bandoneón). Entre los músicos que integraban estas primeras agrupaciones figuraban los que se denominaron más tarde Guardia Vieja: Genaro Spósito, Ángel Villoldo
, Juan Maglio y los dos más importantes: Roberto Firpo y Francisco Canaro. En la segunda década del siglo XX, el tango se puso de moda primero en París, seguidamente en el resto de Europa y en Estados Unidos. En Buenos Aires se le perdonó su mala fama, aceptándosele en los salones de la alta sociedad y en los lujosos caberés. Esto permitió contar con orquestas más estables, normalmente sextetos. En esta época, los instrumentos eran bandoneones, violines, piano y contrabajo. Así, músicos profesionales y compositores se sumaron al tango, logrando mejoras en cuanto a la armonía y la melodía del género. A esta generación se le conoce como Guardia Nueva y cuenta entre sus exponentes a Juan Carlos Cobián, Enrique Delfino, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo y Elvino Vardaro. Hay otros elementos que contribuyeron a la popularización del tango. Primero, la posibilidad de cantar en los teatros y en la radio. Segundo, la fabricación de discos de gramófano y el cine, favorecieron la aparición de cantantes del género. Entre ellos, el más famoso de todos, Carlos Gardel, Charles Romuald Gardés, cantante, compositor y actor. La publicación de las partituras, el perfeccionamiento del sistema de representación comercial de los artistas, así como cierto auge de la publicidad, también coadyuvaron a la propagación del tango.
“El Morocho”, como se le conocía, había nacido en la ciudad francesa de Toulouse, hijo de Berthe Gardes y de padre desconocido, 11 de diciembre de 1890. Casi tres años más tarde, vivía en la calle Uruguay, entre Cangallo y Cuyo (actual Sarmiento) de Buenos Aires. Es decir, en el populoso barrio de Abasto, sede del mercado principal de la ciudad, sitio donde comenzó a cantar. Aunque desde temprana edad mostraba su vocación musical y destacadas facultades vocales, es sólo en 1913 cuando comienza un acercamiento más profundo en esta actividad. En esta ocasión, formó con el tenor José Razzano un dúo con el que recorrió la provincia, grabó algunos discos e iniciaron una acumulación de éxitos por casi tres lustros. Ese mismo año, en una sesión conjunta de las cinco academias francesas, Jean Richepin, asume la defensa del tango, descartando como ilógicos los argumentos antitanguísticos. El tango hasta el arribo de Gardel era meramente instrumental, se tocaba para ser bailado y carecía de letra. El Morocho revoluciona este arte, ya que con él nace el tango canción. Mi noche triste en 1917 fue el bautizo de este estilo. Jorge Luis Borges definiría este acontecimiento con estas palabras: “El tango y Gardel son inseparables ahora.” “Carlos Gardel fue acaso el primero que dejó ese desgano y cantó con toda la voz. Fue también el primero que acometió con toda deliberación lo patético.”
Desde su debut en Europa en 1925 hasta su muerte, su fama no dejo de crecer día a día. En la década del treinta comenzó grabando la película Tomo y Obligo (1931). Luego filmó dos largometrajes: Melodía de Arrabal y Espérame, y un sketch, La Casa es Seria (1932). Posteriormente vino el éxito avasallador de Melodía de Arrabal. En 1934 filmó Cuesta Abajo y El Tango en Broadway. Al año siguiente, El Día que me Quieras y Tango Bar. En 1935, cuando realizaba una gira por Centroamérica, Venezuela y Colombia, en Medellín, el avión donde viajaba con sus guitarristas Guillermo Barbieri y Domingo Riverol, colisionó falleciendo casi la totalidad de los pasajeros. Esto ocurrió el 24 de Junio.


En la temática del canto gardeliano está presente la identificación del cantor con el pueblo: “Yo quiero ser intérprete del sentir del pueblo…”, decía El Morocho. Es que precisamente el tango comienza su internacionalización en la época del radicalismo, movimiento centrista, liberal y populista, que fue incapaz de afrontar la problemática social que trajo consigo el avance industrial a Argentina.
Otros personajes importantes del canto del tango son Mercedes Simone, Ada Falcón, Sofía Bozán, Tita Merello, Rosita Quiroga
, Azucena Maizani, Igancio Corsini, Agustín Magaldi y Alberto Gómez.

La demanda del tango cantado se convirtió en un producto de alto consumo, por lo que se estableció la figura del letrista, que compone los textos a cantar. A este oficio se dedicaron Enrique Santos Discépolo
, Homero Mazi, Enrique Cadicamo, Pascual Contursi y Francisco García Jiménez. Entre la tercera y cuarta década del siglo XX, el tango se hizo tan famoso a nivel internacional que fue objeto de la mirada de escritores como Jean Cocteau y Francis Scott Firzgerald. Esto, a su vez, motivó, a que varios compositores de la época, tuvieran presente al tango cuando creaban sus partituras. Entre ellos se cuentan Igor Stravinski, Ernert Krenek, Morton Gould, Kurt Weill y Jacinto Guerrero. Por el ejemplo, el primero en L’ Historie du Soldat (1918) incorporó un tema de tango y estrenó la partitura orquesta Tango (1941).


De las figuras que contribuyeron a la internacionalización del tango, se cuentan Alfredo Gobbi y su esposa, la cantante Flora Rodríguez, quienes establecieron en la capital francesa una escuela de danza donde enseñaban tango, se presentaron en programas de variedades y grabaron algunos discos. Por su parte, los músicos argentinos Eduardo Monelos, Celestino Ferrer y Vicente Loduca, junto al bailarín Casimiro Aín fueron aplaudidos en el cabaret Princesse, ubicado en Montmartre. El mismo aporte se le debe a los bandeonistas argentinos Genaros Expósito y Manuel Pizarro, y al uruguayo Francisco Canaro, quienes también desde París, desde comienzo de 1920, con su orquesta contribuyeron a la difusión y lograron el reconocimiento de este arte por el público francés.


En la década de los años cuarenta, entre los compositores y directores se destacan
Osvaldo Pugliese y Carlos Di Sarli, Anibal Troilo, Horacio Salgan y Alfredo Gobbi. Entre los letristas se pueden mencionar a Homero Expósito y José María Contursi. De los cantantes de estribillos de las orquestas saldrán solistas, como Francisco Fiorentino, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche


A mediados de la década siguiente, el tango se renovó con Astor Piazzola (1921-1992), discípulo de Alberto Ginastera (1916-1983) y Nadia Boulanger (1887-1979). Piazzola, además de la intensa labor divulgativa que desarrolla, fue el máximo representante de un movimiento que introduce en el tango modernas armonías disonantes, ritmos no tradicionales, la improvisación propia del jazz y el uso del contratiempo. Para Daniel Bendahan, Piazzola “Como virtuoso del bandoneón, llevó el tango hasta los públicos más exigentes, no sólo como una expresión del folklore argentino, sino como un valor musical per se.” 
Desde Piazzola hasta hoy son innumerables los nombres que se suman a la historia del tango. Julio Bocca ha difundido una coreografía de Oscar Araiz, mientras que el tenor español Plácido Domingo realizó un disco con las partituras más representativas. Lo mismo han hecho cantantes más populares como Julio Iglesia y Luis Miguel. Al Octecto Académico de la Orquesta Sinfónica se le conoce un disco de Tangos y milongas para un amigo.

En Venezuela, además de la visita de Gardel, se ha contado con la presencia de distinguidas personalidades del tango, entre ellas Carlos Pérez de la Riestra (conocido como Charlo) y Agustín Hirsuta, quienes vivieron en el país. El tango en el Teatro Teresa Carreño ha tenido siempre las puertas abiertas. Además de ballet y otros espectáculos con presencia de este género, el público recordará Tango argentino del Claudio Segovia y Héctor Orezzoli (1987), Tango pasión con el Sextecto Mayor (1998), Tango Metrópolis (1999) con Pilar Álvarez, Claudio Hoffmann y el Quinteto de Daniel Binelli, Tango emoción, Una noche de tangos, Lamentos de Bandoneón y algo más… (2005)


© Centro Documental
Jesús Eloy Gutiérrez
Jefe Unidad Centro Documental
Texto publicado en el programa de mano “Gardel Vivito y Tangueando” Marzo-Abril 2006

Fotografías: Colección Fotográfica Centro Documental

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