miércoles, 14 de mayo de 2014

!Música vibrante!

Por Rodolfo Saglimbeni*

Hablar de la sala José Félix Ribas es hablar de la historia musical del mundo musical venezolano de los últimos casi cuarenta años. A simple vista, el asociar el nombre de la sala José Félix Ribas1 con las artes y especialmente con la música, puede parecer algo extraño. Sin embargo, para los músicos venezolanos de las generaciones de los últimos veinticinco años, el nombre de José Félix Ribas, va ciertamente ligado a la filosofía de la juventud venezolana y en el caso de la juventud musical al manifiesto de “tocar y luchar por Venezuela” de las Orquestas Nacionales Juveniles e Infantiles, para quienes la sala José Félix Ribas es sede permanente.

Para el gran público venezolano, la sala José Félix Ribas ha sido –por sobre todo- el lugar de encuentro con las Orquestas venezolanas y para los músicos de la capital, de la provincia venezolana y del exterior, la sala que consagra a las manifestaciones musicales de nuestro país. Aunque la sala José Félix Ribas, no ha sido negada a otras bellas artes, su casi exclusiva dedicación para los conciertos sinfónicos de orquestas del todo el país, ha acaparado un porcentaje elevado de su ocupación.
Ideada en sus inicios como una sala de ensayos, muy pronto –y antes de la inauguración oficial del Teatro Teresa Carreño-, la sala propiamente dicha y sus adyacencias, albergarían al pujante movimiento de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela. La recién terminada sala estaba rodeada de montañas de arena y piedra, junto a mezcladoras de cementos y muchos elementos relacionados con la construcción... Cada rincón de los que hoy conocemos como áreas del Teatro Teresa Carreño fueron improvisadas salas de clases y ensayos, en donde se gestó por un buen tiempo el ya histórico movimiento juvenil venezolano. Lo que conocemos ahora como las sala A y H fungieron además de depósitos de materiales de construcción en improvisadas salas de clases de teoría, solfeo, historia,  análisis musical, dirección de orquesta...

La estructura arquitectónica de la sala José Félix Ribas, obedece a necesidades acústicas y arquitectónicas que se fusionan creando una obra de arte. Las facilidades de las sala Ribas han sido adaptadas a las necesidades requeridas para la realización de todo tipo de conciertos, ya sean sinfónicos, de cámara y ensambles además de ópera y teatro.
La acústica en una de las virtudes más resaltantes de la sala. Su techo, -si bien debe ser visto como una obra de arte de Jesús Soto-, también constituye uno de los elementos acústicos de enorme peso específico en el “sonido” de la sala. El diseño geométrico de su escenario permite una gran movilidad y flexibilidad y por sobre todo creatividad a la hora de disponer de elementos en el escenario. Sus paneles acústicos móviles, hacen de la versatilidad de esta sala, uno de los centros artísticos del país y del continente, más adaptables a muchas manifestaciones artísticas que allí se presentan.

Como mencionamos al principio, la historia de la sala se asocia a unos cortos pero muy productivos veinticinco años de la Orquesta Nacional Juvenil e Infantil  de Venezuela. La sala Ribas ha sido testigo de tres generaciones de músicos de esta organización nacional. Desde la Orquesta Nacional Juvenil “Juan José Landaeta”, hasta la Orquesta Nacional Infantil y Juvenil de Venezuela, pasando por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, se resumen casi cuarenta años de historia. La experiencia musical de la capital no fue menos en la provincia venezolana. 

Todas las capitales, ciudades y pueblos importantes de Venezuela, poseen un movimiento sinfónico, que en muchos de los casos –al igual que en la capital venezolana- poseen ya tres generaciones. La gran mayoría de estas orquestas, orgullo de sus regiones, han encontrado en la sala José Félix Ribas, el centro nacional de referencia revalidatoria de sus éxitos regionales. Los grupos profesionales, juveniles e infantiles de Venezuela, se han presentado ininterrumpidamente en las sala José Félix Ribas desde hace veinticinco años, sirviendo ésta sala y el Teatro Teresa Carreño como vitrina de lo nacional, así como de organizaciones internacionales de toda América las cuales se han inspirado en lo que se conoce como el “el milagro musical venezolano”.

La Orquesta Sinfónica Venezuela, fundada en 1930, a través de cuya gestión liderizada por el Maestro Pedro Antonio Ríos Reyna2 se gestiona la construcción del Teatro Teresa Carreño, -cuya Sala “grande” lleva su nombre - realiza una importantísima programación anual a través de conciertos de temporadas en la Sala José Félix Ribas. Similar gestión realiza la Orquesta Filarmónica Nacional y la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho. Estas instituciones junto a grandes solistas nacionales e internacionales, hace de la sala Ribas, uno de los centros de producción de conciertos más activos de todo el continente latinoamericano. Además, la sala Ribas ha sido testigo de muchas y exitosas grabaciones comerciales e institucionales de artistas nacionales.
Sin temor a equivocarnos, manifestamos que gran  parte de la historia musical de Venezuela, ha tenido en la sala Ribas como testigo, no sólo de grandes eventos sinfónicos, sinfónicos-corales, de música de cámara, ópera y teatro, sino además de múltiples actividades presentadas en las que se incluyen clases maestras con grandes figuras nacionales e internacionales, charlas, conferencias, encuentros y eventos diversos que hacen de la Sala Ribas, además de un centro de gran actividad artística, una referencia de gran importancia en el desarrollo del arte en Venezuela. 


Grandes orquestas, directores, solistas, ensambles, maestros, concuerdan en que la sala Ribas responde a los más altos niveles de exigencia que se esperan de un recinto.  Esta sala ofrece por otra parte grandes alternativas sonoras y movilidad con muy pocos elementos. El repertorio de cientos de grupos de los cuales la sala Ribas ha sido ilustre anfitriona, va desde las manifestaciones vocales, instrumentales de la música antigua, hasta las tendencias más modernas de la música académica, popular, del rock y del jazz. Se cuentan por miles los artistas venezolanos que consideran a la sala Ribas como parte muy  importante en el desarrollo y el éxito de sus carreras.

La excelente recopilación producida por el Centro  Documental del Teatro Teresa Carreño, recoge un meticuloso trabajo de investigación, que dedica a todos, pero por sobre todo a los artistas venezolanos, una cronología de las presentaciones realizadas en ella. La esencia de la sala José Félix Ribas, va mucho más allá de ser un simple recinto de eventos.... muchos la sentimos como la casa de los artistas de la música en Venezuela.

1 José Félix Ribas (1775-1815), oficial del ejército venezolano en la Guerra de Independencia.
2 Pedro Antonio Ríos Reyna (1905-1977), violinista, director de orquesta, promotor de la construcción de una sede propia para la Orquesta Sinfónica Venezuela,  proyecto que no logró ver culminado.
* Músico, director de  Orquesta. Este escrito fue preparado para una obra dedicada a la Sala José Félix Ribas que registraba la historia de este espacio desde sus inicios hasta el año 2000. Fue un proyecto coordinado por Teresa Alvarenga en el naciente Centro Documental, que no pudo ser impreso en su momento y cuyos artículos principales estaremos publicando por esta vía.
Fotografías:  Rodolfo Saglimbeni: Johathan Contreras (2013); fachada de Sala José Félix Ribas: Teresa Alvarenga (2000); Interior de la sala Luis Brito (1998); otras Colección Fotográfica del Centro Documental, 2014.

lunes, 5 de mayo de 2014

Carmen Sequera Bruno: una valenciana...


GENTE DEL TERESA

        Carmen Sequera Bruno: 
 una valenciana prestada a la danza nacional


Nació en la ciudad de Valencia, (Estado Carabobo,Venezuela),  
el 19 de agosto de 1952.

Desde muy pequeña demostró aptitudes para las artes plásticas, razón por la cual su madre la inscribe en la Escuela de Bellas Artes “Arturo Michelena”, donde paralelo a sus estudios básicos, cursó cuatro años de dibujo y pintura. 

También en esa casa de las artes, impulsada por una fuerte pasión por la danza, y muy a pesar de su corta edad, tomó la firme decisión de inscribirse en las clases de ballet. Su primera maestra fue Nina Nikanórova (1923-2013), quien desde entonces y durante ocho años siempre la apoyó y animó a seguir adelante con sus estudios de la danza clásica.

Egresada como bailarina y profesora de ballet; y con un nombramiento por la Secretaría de Educación y Cultura del Estado Carabobo, continúa su carrera integrando en calidad de solista el Conjunto Coreográfico del mismo Estado, presentándose en importantes salas del país.

En 1974 asistió al Séptimo Festival Internacional de ballet en la ciudad de Varna (Bulgaria), en calidad de observadora. En cuya ocasión tuvo la fortuna de recibir clases de los reconocidos maestros presentes en el Festival.

Estudió técnica de la danza y pedagogía del ballet con los maestros Nina Nikanórova, Eric Volodín, Olga Kosnstrisky, Ninel Yultieva, José Parés, Julio Lamas, Juan Juliano, Rodolfo Rodríguez, Rubén Echeverría, Irina Ivanova y Rafael Portillo, entre otros.

En las comunidades de La Pastora y La Candelaria de la ciudad de Valencia, hizo trabajo social impartiendo clases de danza folclórica y clásica a niños y niñas de escasos recursos. También fue profesora y coreógrafa del Conjunto Coreográfico del Estado Carabobo, y de las escuelas de ballet de los Ateneos de Puerto Cabello y del municipio Miranda del mismo Estado.

Contribuyó con la formación de destacadas figuras de la danza nacional e internacional, tales como Jhonny Manaure, primera Figura del Ballet Trockadero de Nueva York; Héctor Montero, primera Figura del Ballet Nuevo Mundo de Caracas; María Rita Vella, directora del Ballet del Colegio Nuestra Señora de Lourdes (Valencia) y Sonia Fajardo, directora del Ballet Nueva Era de la Universidad de Carabobo.

En el año 1979, autoridades de la Fundación Teresa Carreño, la seleccionan junto a otros doce bailarines profesores, para formar el cuerpo de baile estable de la Fundación Teresa Carreño, el cual estaría bajo la dirección artística del maestro Rodolfo Rodríguez.

Durante su carrera compartió escenario con figuras de renombre, como Rudolf Nureyev, Fernando Bujones, Verónica Tennant, Ekaterina Maximota, Vladimir Vasiliev, Yoko Ichino, Yoko Morichita, Dominique Kalfouni, Peter Breuer, Julio Bocca y Eleonora Cassano, entre otros.

Después de muchas experiencias y éxitos, desempeña el cargo de asistente a los maestros principales y a la coordinación interna de la compañía de ballet del Teatro, la cual estaba bajo la dirección artística del maestro Vicente Nebreda.

En 1990, el entonces Director General de la Fundación Teresa Carreño, Lic. Elías Pérez Borjas, le propone ejercer como Coordinadora General de la recién creada Escuela de Ballet Teresa Carreño, cargo que acepta. 

Seis años después, la mencionada escuela afronta situaciones adversas al ser desalojada de las instalaciones del Complejo Cultural y entonces el profesor Leonardo Azparren, presidente de la Fundación Teresa Carreño la traslada al área administrativa, concediéndole el nombramiento de Asistente a la Subgerencia de Mercadeo. Desde entonces ocupa varios cargos en los cuales siempre demostró profesionalismo y pasión. El 31 de abril de 2011, es jubilada del Teatro Teresa Carreño, mientras ocupaba el cargo de Asistente a la Coordinación de Relaciones Institucionales.


Actualmente la maestra Carmen Sequera sigue estrechamente vinculada al mundo de la danza clásica y a la Fundación Teatro Teresa Carreño, colaborando en diversas actividades del Centro Documental. Asimismo, ha realizado un aporte significativo como asesora ad honorem en el área la historia del ballet Teresa Carreño y suministrado valiosísimos materiales fotográficos de su archivo personal.

Texto: Asdrúbal Urdaneta
Fotos: Archivo Personal Carmen Sequera/ Colección Fotográfica del Centro Documental